La respuesta podemos decir que varía de acuerdo al rubro – no es lo mismo un negocio de telefonía celular que uno de indumentaria femenina – y al ingreso de novedades que recibe la tienda. No obstante, te aconsejo que no pases más de 10 días con el mismo diseño de vidriera ya que estarás perdiéndote de atraer nuevos clientes.
Cuando una vidriera se mantiene idéntica por más de dos semanas pasamos por delante de ella y prácticamente no la vemos porque ya forma parte del paisaje urbano, diferente sería si cada semana el negocio nos propone algo nuevo en producto y/o en diseño, sí llamaría nuestra atención.
¿Proveés servicios? ¿Tus productos no rotan los modelos? Apostá por los ploteos de vidriera, esto te dará el dinamismo que tu propuesta no ofrece. Podés jugar con momentos del año como las estaciones y días festivos o con promociones y descuentos.
¡Precios SI!
Nada más ofuscante que ver un artículo que nos gusta en una vidriera, no tener tiempo de entrar al negocio y que no tenga precio. ¿Cuántas veces viste algo que te gustó y pensaste que era caro o inaccesible para tu bolsillo por no tener precio? Podés optar por colocar el valor en cuotas si lo considerás necesario, pero un precio tiene que haber.
La vidriera es una especie de vendedor silencioso y tenemos que aprovecharlo. Este vendedor está activo las 24 horas del día los 365 días del año. Delante de ella pasan personas a diario, otras de manera más esporádica y hasta casuales, lo cierto es que todas son posibles clientes y debemos captar sus miradas.
Menos es más
Para estos casos, el minimalismo gana más. La estrategia de querer mostrar mucho para vender más es contraproducente, ya que contaminamos la visión y no logramos poner el foco en nada concreto.
(*) Lic. en Marketing.
