¿Cómo tenés organizado tu negocio? ¿Planificás tus actividades? ¿Sabés cuánto dinero necesitás cada mes para sostenerlo y sostenerte? ¿Alguna vez redactaste tus objetivos a corto, mediano y largo plazo? Si tuviste dificultades para responder estas preguntas, seguí leyendo que yo te ayudo.
Trabajar persiguiendo objetivos claros nos ordena, motiva, optimiza nuestros tiempos y recursos y hace más rentable nuestro negocio. Ni hablar si, además, los compartimos con nuestro equipo de trabajo, ya que ellos también se motivarán tanto como nosotros, por que sentirán que están trabajando con un fin determinado, con un norte, con una brújula o un guía, con una zanahoria en frente, como más te guste llamarlo.
En primer lugar me gustaría que aprendas de cuánto tiempo se tratan el corto, mediano y largo plazo, con el fin de que te propongas metas alcanzables y mensurables. El punto más alejado que podemos trabajar en un país con tanta inestabilidad económica como Argentina es un año, por lo que cuando te propongas un objetivo a largo plazo no debe sobrepasar este tiempo, 6 meses corresponde a un mediano plazo y es muy útil para testear si vamos por buen camino y el corto plazo varía entre 1 y 3 meses, de acuerdo a la actividad que realices.
Dicho esto, debemos saber que contamos con dos tipos de objetivos, cuantitativos y cualitativos, ambos van de la mano. Los cuantitativos están relacionados a números, por ejemplo: crecer un 25% más en ventas respecto del año anterior o vender $50.000 por mes. Los cualitativos tienen que ver con aspectos de imagen, de marca, de posicionamiento en el mercado, como ser: llegar a ser el líder del mercado local o conseguir una imagen positiva en la mente de los consumidores.
Los objetivos parten de preguntas como: ¿Cuánto dinero necesito para que mi negocio sea rentable? o ¿Qué imagen quiero proyectar en el mercado donde me desarrollo? Respondiendo a estas dos preguntas voy a obtener dos objetivos concisos, uno cuantitativo y otro cualitativo. Podemos redactar muchísimos más, pero prefiero centrarme en estos dos iniciales, presuponiendo que nunca te has planteado alguno.
Cuando definas tu objetivo cuantitativo a largo plazo, podemos poner como ejemplo: «Obtener una rentabilidad de $600.000 al año» (largo plazo) o lo que es igual a decir: «Obtener una rentabilidad mensual de $50.000» (corto plazo), fijate de poder desmenuzarlo en plazos más pequeños aún para ir corroborando si son viables de alcanzar. Vamos con el ejemplo de $50.000 al mes, lo puedo dividir por semana y decir que «necesito obtener una rentabilidad semanal de $12.500» si tomo como referencia un mes de 4 semanas, e incluso lo puedo achicar más aún diciendo que «necesito vender $2500 por día», si esto es viable el objetivo anual es correcto.
Puede que nos pasen tres situaciones: el objetivo se puede alcanzar, el objetivo es demasiado ambicioso o el objetivo nos quedó corto. Para los dos últimos escenarios es preciso redefinirlo para poder operar con números reales.
Si bien este es un tema bastante más amplio, considero que te puede ser muy útil para comenzar la organización de tu negocio y aclarar tu panorama a fin de que sea más rentable.
(*) Lic. en marketing.